29.6.16

Ahora dicen que es “confortable” consumir menos

Germán Celesia*Los principales “formadores de opinión” del oficialismo promocionan hábitos austeros para enfrentar la indignación por los incrementos de precios, aunque la baja de la actividad económica no parece afectar por ahora el consumo suntuario de los sectores de altos ingresos





El efecto inflacionario de la devaluación, la suba de tarifas y la disminución o eliminación de retenciones, eran perfectamente previsibles, salvo para las fantasiosas predicciones del ministro Prat Gay. También lo era la reducción del consumo popular por el alto precio de productos de primera necesidad. No debería extrañar por lo tanto que los medios oficialistas, en especial Clarín, se ocuparan tempranamente de ofrecer “soluciones” para los pobres y los núcleos familiares de ingresos medios.
El “gran diario argentino”, en el inicio del verano, instó a los argentinos a volver a alternativas más económicas y “confortables” como el ventilador de techo y la pileta de lona, para enfrentar el inminente aumento tarifario. La Nación, propuso a los sectores de nivel socio económico más elevado una moda novedosa y conveniente para los nuevos tiempos: el “consumo cero”.
La dimensión “real” de la inflación generada desde el poder central, como ya se ha señalado, fue enmascarada en lo que va del mandato de Mauricio Macri por la falta de indicadores del Indec. Sin embargo, sus “culpables”, según el relato del “periodismo” oficialista, pertenecerían al gobierno anterior, aunque Cristina Fernández no haya sido responsable de ninguna de las medidas adoptadas por la gestión macrista. Sucede en este caso lo mismo que en el dólar futuro, donde el juez oficialista Claudio Bonadío responsabiliza a la gestión anterior por las consecuencias de la devaluación del peso resuelta por el actual gobierno.
La contracara de esta explosión inflacionaria es el reverdecer de algunos nichos de consumo suntuario, que dieron lugar al aumento del turismo en el extranjero y la compra de camionetas de doble tracción o propiedades de lujo en la ciudad de Buenos Aires.
El “confort” de no consumir
El 31 de diciembre pasado, luego de la devaluación, y cuando el incremento tarifario estaba en lista de espera, Clarín editó en su suplemento de arquitectura un artículo en el que invitaba a sus lectores a encontrar un costado “confortable” y ecológicamente responsable a la reducción del consumo eléctrico.
El título de la nota firmada por Fabián Gaterra invitaba a “volver al ventilador: el mejor aliado para combatir el calor y la crisis energética”. Según el arquitecto, “el aire acondicionado es una máquina de producir frío para remover calor”. Y “si la red eléctrica no está en buenas condiciones, el uso de estos equipos dispara el consumo. En cambio, el ventilador consume mucho menos y produce una agradable sensación de confort” (1).
Ese intento primitivo por promover la “austeridad”, enmascarado en la supuesta “crisis energética”, no resultó ser una isla en medio del océano, sino parte de un archipiélago que se iría conformando con sucesivos artículos, convenientemente reproducidos por medios-eco del propio Grupo Clarín o de otros emprendimientos y cadenas de comunicación.
El 18 de enero, Rolando Barbano, en el “gran diario argentino”, hacía una suerte de apología nostálgica de una alternativa económica a los acondicionadores de aire, en un artículo titulado: “Pelopincho vieja y querida” (2).
El primero de febrero, cuando ya se vislumbraba el incremento del servicio eléctrico, “de hasta el 700%”, según reconocía, el diario elaboraba una nota donde invitaba a la resignación de los usuarios: “Suba de tarifas: 10 claves para ahorrar en el consumo de energía en casa”. El listado incluía consejos tales como: “Limpiar pantallas y bombitas de luz para no perder luminosidad (…) Usar el lavarropas con agua fría y jabón de baja espuma”. Y “No colocar la unidad externa del aire acondicionado al sol” (3).
El suplemento “Entre mujeres” del diario no se quedó atrás y publicó una nota  y varios videos bajo el título “Planificar las compras, la primera clave para ahorrar en el supermercado”. Según el columnista Andy Freyre (actual funcionario del gobierno porteño), “en días en los que la inflación está a la orden del día y cada vez que entramos al súper miramos (y nos enteramos) cuánto sale el producto que necesitamos y en base a eso decidimos si lo llevamos o no, las estrategias para ahorrar se hacen imprescindibles” (4).
El mismo columnista-funcionario hablaba de “las 4 excusas más repetidas para no ahorrar”. Su razonamiento era: “No vas a ser más pobre ni más rica por tomarte un cafecito o comprarte un vestido que te gustó de la vidriera, pero es probable que esos ´antojos´ consumistas estén socavando -poco a poco y sin que seas del todo consciente- tu capacidad de ahorro” (5).
El suplemento sugería además “10 trucos para ahorrar en el supermercado”.  Según decía: “Si llegás al súper con una idea y salís con un carrito repleto, estos consejos son para vos: Organizate, planificá tu menú y olvidate de las compras impulsivas”. Acto seguido, entregaba “una decena de sugerencias para ajustar tu presupuesto y hacer que tu dinero rinda más”. Entre los consejos, estaban algunos probablemente razonables como: “planificá tus comidas y tus compras con anticipación”, “eliminá los productos innecesarios de la lista”, “resistite a las ´grandes ofertas´ de productos que no usás”, y otros insólitos como “olvidate del carrito”, lo que restringiría la compra a los productos que pueden llevarse cargados encima de uno (6).
La mayoría de estos razonamientos encontraban “fundamento” científico en una nota del 10 de mayo último, en la que se advertía que, según un “estudio reciente” de la consultora Focus Market, el “gasto hormiga” de alfajores, chicles y cigarrillos, sería “un enemigo que puede llevarse más de tres sueldos anuales” (7). El foco era quitado del que se deduciría de la búsqueda de los responsables de que abril haya sido “el peor mes del año para el consumo”, ya que “las ventas cayeron un 6,6%”, según el propio Clarín.
La moda del “consumo cero”
"Hoy es el primer día del resto de este año en el que no vamos a comprar ni una sola cosa para nosotras. Ni ropa, ni una crema, ni un libro, ni nada. La de ayer fue, tal vez, nuestra última tarde como personas normales. Podíamos comprar lo que queríamos, donde creíamos que nos convenía y pagarlo como podíamos. Como todos. Bueno, como casi todos. Desde ahora las reglas cambiaron. Vamos a desconsumirnos. Para los nuestros seremos como extrañas. Para los extraños seremos eso mismo: raras. Dos mujeres que asumen el compromiso de pasar todo un año sin comprar nada más que lo necesario. Ni un solo objeto cuyo destino final sea la acumulación”. Así comienza una serie de artículos – englobados en el “Proyecto Deseo Consumido” - con los que La Nación apunta a sumar a sectores de mayor status aparente al “desconsumismo” al que el gobierno macrista obliga a la mayor parte de las familias argentinas con sus políticas.
En clara crítica a la incorporación al consumo popular por parte del kirchnerismo, decía el matutino: “Es increíble cómo cambió en estos años nuestra noción de ahorro. La inflación le quitó sentido económico a la postergación del consumo, tanto que para nuestra generación, ´ahorro´ y ´descuento´ se convirtieron en sinónimos. Así, los argentinos ´ahorramos´ gastando dinero” (8). Ahora, frente a la aceleración de la espiral inflacionario promovida por el gobierno, la respuesta del matutino parece ser “ahorrar” gastos para dar el ejemplo de la “gente bien” a los sectores populares que debieron restringir el consumo sin necesidad de subirse a tendencia alguna.
Una informe publicado el 9 de marzo confirmó que la “moda” ya fue impuesta por la fuerza a los sectores de menores ingresos: “El consumo de carne vacuna cayó un 5,37% en el bimestre enero/febrero de 2016 respecto de igual período de 2015, al pasar de 57,7 a 54,6 kilos por habitante por año, con lo que el segmento en análisis resultó el peor desde 2011” (9).
El 6 de abril, coincidió Clarín: “El consumo de carne por habitante alcanzó en el primer trimestre del año los 55,9 kilogramos anuales, lo que representó una caída de 6% en comparación con el mismo periodo de 2015, y resultó la segunda cifra más baja en los últimos diez años”. ¿El motivo?: “El precio promedio de la carne para el consumidor exhibió en marzo un aumento de 44% en forma interanual” (10). ¿Queda alguna duda?
Ya en el mes de mayo, a falta de datos oficiales, “consultoras confirman que inflación en abril fue la más alta en casi 14 años”, publicó Ambito Financiero. “La más conservadora supera el 6%”, advertía. Matías Ortega, escribió: “un cóctel mezcla de tarifas de servicios, transportes, combustibles, alimentos, prepagas, cigarrillos, entre otros ingredientes, derivaron en un trago amargo para los consumidores. Según los especialistas consultados por ámbito.com, las estimaciones de la inflación de abril se ubican entre 6 y 8%, lo que representa la suba más alta en casi 14 años, cuando en junio de 2002 marcó 8,2%” (11).
La Nación trató sin embargo de buscar un costado amable al asunto. Sobre el incremento de los productos fabricados con tabaco dijo: “Cigarrillos: prevén que caerá el consumo”. Según Fabiola Czubaj, “con las subas, estiman que se reducirá un 15% anual”. No obstante, el costado positivo sería que “desde la salud pública es una medida bien recibida porque está demostrado que desalienta el consumo -y su inicio en los más jóvenes-, a la vez que reduce la carga de enfermedad que genera el humo de tabaco y sus costos para el sistema sanitario” (12).
El 3 de mayo, tras una larga etapa de “consejos” a sus lectores, el grupo Clarín debió ceder a las evidencias: “Por la inflación de los últimos meses, caen hasta las compras de alimentos”, ya que “comer carne cuesta 44% más que hace un año. Las frutas se encarecieron 47% y las verduras, otro 45%. Estos alimentos básicos son de los que más subieron en doce meses y encarecieron la canasta de consumo. La reacción fue lógica: ante la inflación, los consumidores compraron menos y las ventas de supermercados, autoservicios y almacenes bajaron”.
Entonces, “la venta en unidades de una importante cadena de supermercados cayó 5% interanual en el primer trimestre. La consultora CCR registró caídas en el consumo de carne del 6% en el primer trimestre y de hasta 4,5% en el resto de los alimentos. El consumo de carne vacuna por habitante cayó 5,9% interanual en el primer trimestre del año, según la Cámara de la Industria y el Comercio de Carnes (Ciccra)”.
A su vez, “entre noviembre y febrero, los meses de mayores subas, los datos de Indecom muestran que la venta de carne cayó hasta 11,4% en la Ciudad, hasta 16% en el Conurbano y hasta 21% en el interior del país” (13).
La “alegría” de los ricos
Frente a estos indicadores negativos y la campaña de la prensa hegemónica para tratar de naturalizar el “desconsumismo”, surgió en estos primeros meses del gobierno, sin embargo, una incipiente tendencia al incremento de consumo suntuario, el cual sin embargo encontró poco espacio en los medios.
“En una economía que sólo trae pesares para el Gobierno por la caída general de ventas, los patentamientos, en abril registraron una suba del 13,8% respecto de igual período del año anterior. Pero eso no es todo. Lo más llamativo es cuál fue el modelo más vendido del mes. Se trata de la pick- up Hilux, un vehículo que parte de los $ 410.000 hasta $ 780.000 que desplazó a los tradicionales líderes del mercado que son los económicos Volkswagen Gol y Chevrolet Classic. Pero además, la versión más demandada fue la más equipada, la 4x4 SRX con caja automática, la más cara, y le sigue el modelo con caja manual que cuesta unos $ 730.000”. La nota publicada en Ambito Financiero no deja espacio para la duda.
“La explicación de este cambio puede encontrarse en el sector agropecuario. Las mejores perspectivas para el campo por la baja de las retenciones y la devaluación están generando una mayor demanda de este tipo de vehículos”, asegura el matutino (14).
En el mismo sentido puede interpretarse el siguiente dato, publicado por Página/12: “La fuga de divisas en el primer trimestre del año fue la más elevada desde el estallido de la crisis financiera internacional en 2009. La compra bruta de moneda extranjera en el primer trimestre sumó 4310 millones de dólares, al tiempo que se anotaron ventas de divisas por 1011 millones, con lo cual la formación de activos externos neta ascendió a 3300 millones”.
Además, “el turismo fue otro rubro de fuerte desequilibrio en materia de divisas. En los primeros tres meses del año se anotó un déficit de 2214 millones de dólares, cuando el rojo había sido de 1849 millones en el mismo período del 2014, lo que es equivalente a un alza del 19,4 por ciento. Los turistas extranjeros ingresaron al país por vías legales 406 millones de dólares, mientras que los argentinos que viajaron al mundo gastaron en pasajes, estadía y compras 2620 millones” (15).
Pero no sólo en viajes gastaron dinero los sectores de mayores ingresos, según se deduce de otro artículo publicado en La Nación. Con datos del Colegio de Escribanos, anunció: “Crecieron un 14,1% las escrituras en la ciudad de Buenos Aires en marzo”. Entre líneas, el diario reconoció algunos detalles importantes:   “El valor promedio subió 58,8%” (16), por encima del incremento de los costos de construcción. Es decir, el aumento en las transacciones se explica por la compra propiedades de mayor valor, obviamente de parte de los sectores de nivel adquisitivo más elevado, ya que “las escrituras de menor valor cayeron un 27% en la comparación interanual”. ¿No habrá llegado el momento de reconocer un boom de consumo suntuario al nuevo gobierno?
* Periodista (UNLP)


Notas
1)http://arq.clarin.com/construccion/Volver-ventilador-combatir-crisis-energetica_0_1495650634.html

2) http://www.clarin.com/opinion/Rolando_Barbano_0_1506449394.html

4) http://entremujeres.clarin.com/trabajo/dinero/dinero-Ahorro-Andy_Freire-Mariano_Otalora_0_1537046493.html
6)
7) http://www.clarin.com/sociedad/hormiga-enemigo-llevarse-sueldos-anuales_0_1574242586.html
10)http://www.ieco.clarin.com/economia/consumo-carne-primer-trimestre-segundo_0_1553844888.html
14) http://www.ambito.com/diario/837595-crisis-el-0-km-mas-vendido-en-abril-vale-hasta--800000
15) http://www.pagina12.com.ar/diario/economia/2-298400-2016-05-03.html
16) http://www.lanacion.com.ar/1895034-crecieron-un-141-las-escrituras-en-la-ciudad-de-buenos-aires-en-marzo

El “sentido común” y sus consecuencias políticas en Argentina

Los comunicadores “independientes” y los profesionales neoliberales comparten una ventaja: sus “saberes”, favorables al nuevo gobierno, son considerados neutros por parte del grueso de la población argentina



La economía liberal es presentado en ámbitos académicos y de la comunicación como si se tratara de un saber científico neutro desde el punto de vista ideológico, “objetivo” en el sentido de representar las propiedades intrínsecas de los hechos y circunstancias que se describen y analizan. Lo mismo sucede con la práctica periodística, donde la prensa hegemónica se muestra a sí misma como “independiente”, y por tanto portadora de la preciada “objetividad”, que la distinguiría de otras publicaciones o emisiones carentes de ese atributo. Se trata en los dos casos –la Comunicación y la Economía- de construcciones intersubjetivas apoyadas en una red de formación de visiones del mundo proclives a los intereses económicos dominantes. Ver las cosas de ese modo facilita la resistencia a medidas populares de gobiernos como el de Cristina Kirchner y contribuye a “naturalizar” los planes de “ajuste” como el llevado adelante en la actualidad por Mauricio Macri y su equipo económico. La explicación de la “inflación”1 como resultado del gasto público financiado con emisión de dinero es un buen ejemplo de la facilidad con que se encuentra la concepción ortodoxa para mantener sus tesis aunque la realidad diga otra cosa. Según datos de la Reserva Federal, la base monetaria de los Estados Unidos se incrementó 214% entre enero de 2008 y octubre de 2012. No obstante, la “inflación” que acumuló en ese período fue del 9,6%, lo que desmiente al menos la linealidad de esa teoría popularizada por la Universidad de Chicago y en la cual millones de personas en Argentina y en el mundo creen de manera bastante ingenua2 . 26 Comunidad & Desarrollo En Argentina, en cambio, se desencadenaron estampidas de precios por efecto de las maxidevaluaciones de enero de 2014 y diciembre de 2015, en este último caso en combinación con los cambios en materia de cupos, impuestos y restricciones al comercio exterior dispuestos por el gobierno macrista. El combo presentado por el nuevo gobierno provocó que los productos importados o de exportación lideraran las subas de bienes y servicios entre diciembre de ese 2015 y enero de 2016. Sin embargo, la emisión monetaria y el déficit fiscal, señalados como responsables de los aumentos de precios por la teoría monetarista, no sufrieron variaciones significativas en esas primeras semanas, y la previsión de déficit fiscal para 2016 es de 4,8% (similar o mayor al de 2015). En el gobierno anterior tampoco es posible encontrar una relación directa entre los dos indicadores. “En 2014 hubo (en Argentina) un déficit primario de 0,9 puntos del PBI y la inflación cerró en 36,3%. En 2015, el déficit primario fue bastante superior (2,3 puntos del PBI). Sin embargo, la inflación descendió hasta cerrar cerca del 26%. Es decir, los nú- meros de nuestra economía muestran que no hay una relación clara entre dé- ficit e inflación, por lo que las causas de los aumentos de precios y sus soluciones habrá que buscarlas en otro lugar”, afirma el economista Andrés Asiaín. Su análisis se basa en indicadores que no provienen del Indec sino de los institutos provinciales3 . De hecho, el índice de precios de San Luis, uno de los indicadores aceptados por el actual gobierno, marcó una desaceleración hasta octubre de 2015, cuando bajó al 1,4% de variación intermensual (contra 2,4% de septiembre); y luego una aceleración desde los anuncios devaluatorios durante la campaña: 2,9% en noviembre y 6,5% en diciembre, cuando se tomó la medida4 . Estos datos “duros” de la realidad no fueron obstáculo para que el ministro de Finanzas, Alfonso Prat Gay, a poco de asumir se diera el lujo de realizar una exposición pública donde la tesis monetarista fue presentada como una simple descripción de los hechos y no como lo que realmente es: un discurso ideológico destinado a justificar un plan de ajuste que –según sugiere la experiencia histórica5 – tendrá consecuencias negativas sobre la actividad económica, el empleo y sobre todo el ingreso de los asalariados, jubilados y beneficiarios de planes sociales6 . Además, por si faltaba una confirmación más contundente, en su discurso del 1 de marzo ante la Asamblea Legislativa, el Presidente insistió en esa explicación refutada por los hechos: acusó livianamente al kirchnerismo de “generar una inflación acumulada del 700 por ciento en los últimos 10 años a causa de la utilización del Banco Central para abastecer gasto público y pagar deuda”7 . La “objetividad” periodística La misma matriz presente en el caso de la economía se repite en el terreno del periodismo político: antes del cambio de gobierno, se buscó desde la prensa hegemónica, con indudable éxito, establecer una línea divisoria entre el “periodismo independiente”, liderado por La Nación y el Grupo Clarín, y el “periodismo militante” de los medios afines al gobierno de Cristina Fernández. El engaño a la audiencia se sustentaba en una construcción teórica desarrollada en el siglo XX por el periodismo empresario de Estados Unidos, que fue replicado durante años por las escuelas y facultades de periodismo y comunicación en Argentina. Se trata de la supuesta “objetividad” periodística a la cual tributarían los medios en los que se desempeñan Jorge Lanata, Eduardo Van der Kooy o Joaquín Morales Solá, por mencionar a algunos de los más prominentes. Ese apego a lo “objetivo” se contrapondría con la “militancia” de Horacio Verbitsky, Víctor Hugo Morales y otros profesionales y medios a los que se adosaba el mote de “kirchneristas”. Según esta tesis, en un caso, el periodismo actuaría como simple intermediario entre las noticias y su audiencia, y en el segundo como filtro ideológico de lo que ocurre, como difusor de un “relato” que acomodaría la realidad a las conveniencias políticas del kirchnerismo. El periodismo argentino, pese al “relato” de la prensa antikirchnerista, fue militante desde sus orígenes, aunque en gran parte del siglo XX desplegó la bandera de la “objetividad” a tono con un intento por enfatizar el carácter científico a las Ciencias de la Comunicación en general y las técnicas periodísticas en particular, más allá de que en muchos casos se usara a esa pretensión de neutralidad como excusa para esconder intereses particulares, políticos o empresarios. Fue militante la Gazeta de Mariano Moreno en la causa de la revolución de mayo de 1810 y también lo fue y lo sigue siendo La Nación de Bartolomé Mitre, quien propuso en la primera editorial del diario que la publicación se constituyera en una “tribuna de doctrina” de las ideas liberales de la “generación del 80”. También ha sido militante en las causas vinculadas con los derechos humanos y la izquierda el diario Página/12, y el matutino lo dejó en claro ya en el número 0. El caso de Clarín es diferente, ya que la “militancia” frondizista de mediados del siglo XX fue reemplazada por una lógica de acumulación empresaria. Ninguna militancia es en sí misma objetable, salvo –desde mi punto de vista- la que promueva el odio irracional contra grupos de pertenencia, políticos, sociales o étnicos, por ejemplo. En cambio, pretender que el periodismo sea neutro respecto de los actores políticos, sociales y empresarios sí es cuestionable, al menos desde el punto de vista metodológico, porque sería contradictorio con la naturaleza social de las ciencias de la Comunicación. No se puede extrapolar el “dos por dos es igual a cuatro” al periodismo, porque no es lo mismo presentar a un personaje público como “polémico” por no comulgar con las ideas liberales ni con Clarín (como Guillermo Moreno o Martín Sabbatella) que referirse a ellos en términos neutros o favorables. No es “objetivo” en sí mismo hablar de la “ruta del dinero k”, lo que implica dar por sentada la existencia de un circuito ilegal de dinero de origen espurio. No sin tener probado siquiera mínimamente que exista un desvío de recursos públicos, sin el cual el circuito ilegal no tendría sentido. Tampoco es “objetivo” construir decenas de tapas con el procesamiento de un vicepresidente y ocultar que Macri fue el primer Jefe de Estado en asumir sus funciones presidenciales sin dejar de estar procesado por un delito que le fue atribuido durante su gestión como Jefe de Gobierno porteño. Menos aún construir una supuesta interferencia de Cristina Fernández en la Corte Suprema de Justicia y presentar el intento de usurpación de ese poder del Estado por parte de Macri como una simple decisión administrativa. Detengámonos en ese hecho por un minuto: “Nueva embestida del Gobierno para lograr una vacante en la Corte”, fue el título central de Clarín del 6 de mayo de 2015. La palabra “embestida” atribuía un carácter violento e irracional al señalamiento por parte de legisladores oficialistas de dudas sobre la capacidad del nonagenario Carlos Fayt de continuar ejerciendo su cargo de juez de la Corte, al que renunciaría pocos meses después. En cambio, la decisión de Macri de pasar por alto la Constitución y las leyes y decretos vinculados con la designación “en comisión” de dos magistrados de la máxima instancia judicial, mereció el siguiente titular del matutino: “Macri cubrió las dos vacantes de la Corte”. De esa manera, en su tapa del 15 de diciembre, el diario daba por concretada esa maniobra y no la calificaba de ningún modo pese a su manifiesta ilegalidad. El “sentido común” y la prensa Muchos militantes opositores se peguntan aún el porqué del triunfo por primera vez de una opción política de derecha en comicios libres en Argentina. Casi todos coincidirán seguramente en que se trató de una multiplicidad de factores. Entre ellos, no habría que dejar de lado el rol de la prensa hegemónica en la conformación de un “sentido común” ciudadano proclive a naturalizar las concepciones liberales de la economía aunque le sean desfavorables a sus propios intereses y los de su grupo social de pertenencia. Y que predispone además a juzgar negativamente a todo dirigente o idea de origen popular, sobre todo si es kirchnerista. De acuerdo con ese “sentido común”, el dólar sería una divisa “naturalmente” libre al arbitrio del mercado financiero, y la administración del tipo de cambio homologable a un instrumento de tortura: nada menos que el “cepo”. De la misma manera, los subsidios al consumo energético serían un “despilfarro” y los incrementos exorbitantes dispuestos por el macrismo una muestra de “racionalidad”. Los medios dominantes, sobre todo a través de sus editores, lograron predisponer a la población a percibir a la maxidevaluación resuelta por el nuevo gobierno como portadora de la impronta positiva de la “libertad”, incluso aunque haya resultado nociva para los bolsillos de la mayoría. Morales Solá contribuyó a la creación de un punto de vista similar en relación con los subsidios: “Macri se propuso un cambio cultural de la sociedad argentina. Debe pasar, por ejemplo, del derroche de la energía al cuidado permanente de ella. Las tarifas deben ser, por lo tanto, altas”8 . Según esta línea argumentativa, lo “naturalmente” malo sería el consumo de las familias y lo que surge de la “razón” neoliberal un incremento en los valores, ya no el temerario aumento adjudicado al kirchnerismo, sino una simple “adecuación” tarifaria del nuevo gobierno. Hay que ver para creer: El 28 de febrero de 2014, el título central de Clarín y varias de sus notas advertía sobre el “tarifazo que se viene”. En cambio, en enero de 2016, el diario hablaba de “nuevos valores en los servicios públicos” y evitaba el uso de la palabra con la que calificó variaciones mucho menores dispuestas por el gobierno anterior. Por si todo lo anterior fuera poco, los cargos de la administración pública nacional habrían sido ocupados por “ñoquis” de la agrupación liderada por Máximo Kirchner, según el relato de la prensa hegemónica. La caracterización, añeja, lleva consigo la justificación del despido de miles trabajadores dispuestos por el nuevo gobierno, con una excusa perfecta: “el Estado no puede ser un aguantadero de La Cámpora”9 . Ese supuesto “lugar donde se refugian delincuentes”, según los diccionarios de lunfardo argentino, no puede ser el Estado, claro, pero resulta que los telegramas de despido enviados a los trabajadores cesanteados no aludían a incumplimientos contractuales y menos aún a eventuales delitos. No importa: el prejuicio fue instalado en la sociedad argentina y dio pie a otra desmesura del Ministro de Hacienda macrista: la alusión a la supuesta “grasa militante”10 que habría que eliminar del Estado para que éste luzca a tono con los ideales de belleza del nuevo gobierno.

* Periodista (UNLP)

 Publicado en el número 30 de la revista Comunidad y Desarrollo, que puede descargarse aquí.

1)Usualmente se la define a la “inflación” como el crecimiento continuo y generalizado de los precios de los bienes y servicios y factores productivos de una economía a lo largo del tiempo. http:// www.econlink.com.ar/definicion/ inflacion.shtml
2)http://www.eleconomista.com. ar/2013-01-emision-e-inflacion/ 3)http://www.pagina12.com.ar/diario/ suplementos/cash/48-9114-2016-02-01. html 4)http://www.estadistica.sanluis.gov. ar/estadisticaasp/Paginas/Pagina. asp?PaginaId=76
5)“Crisis de divisas y devaluación en Argentina: una perspectiva histórica”, Comunidad y Desarrollo número 23, páginas 8 a 11. Autores: Esteban Bertuccio, Juan Manuel Tellechea y Pablo Wahren 6)http://www.economia.gob.ar/planfiscal-y-metas-de-inflacion-2016-2019/ 7)http://www.pagina12.com.ar/diario/ ultimas/20-293568-2016-03-01.html 8)http://www.lanacion.com.ar/1867698- el-riesgo-de-arruinar-el-romance-con-lasociedad 9)http://www.clarin.com/politica/ elecciones_2015-macri-conurbanolacampora_0_1465653428.html 10)http://www.losandes.com.ar/article/ prat-gay-hablo-de-la-grasa-de-losmilitantes-y-profundizo-la-grieta-entwitter

4.6.13

Scioli, fuera del foco principal de la prensa hegemónica








La negativa de Daniel Scioli a sumarse a la ruptura del orden jurídico impulsada por el jefe de Gobierno porteño, Mauricio Macri, en relación con las leyes de prensa sancionadas por el Congreso de la Nación; y la participación del gobernador en una reunión donde el Partido Justicialista ratificó su respaldo a la gestión presidencial, parece haber implicado el alejamiento del mandatario provincial del foco de atención de la prensa hegemónica.
El último discurso de Cristina Fernández en Lomas de Zamora, donde pidió a los gobernantes subnacionales que se hagan cargo de sus responsabilidades y reprochó que no todos la defiendan con vehemencia frente a los ataques de los medios dominantes, dio una nueva oportunidad para que el gobernador se enfrentara al poder central, según las especulaciones de La Nación y Clarín, medios que daban por sentado que el mandatario provincial había sido el principal aludido por la Presidenta.
Scioli concedió entrevistas a varios diarios  y confirmó, sin embargo, su continuidad en el oficialismo, a contrapelo delas presiones mediáticas. Como aliciente, también pidió más apoyo parlamentario a sus iniciativas, lo que fue interpretado como una señal de que quiere tener mayor incidencia en la elaboración de las listas de diputados y senadores provinciales.
“Scioli dijo que no rompe y también pidió que lo acompañen”, es uno de los títulos secundarios de la tapa de Clarín del domingo 2 de junio. Se podría inferir que el pedido de “acompañamiento” busca evitar, desde lo estrictamente comunicacional, que la decisión del gobernador sea interpretada como una derrota de la prensa hegemónica, que lo presionó insistentemente para que enfrente a Cristina Fernández.
“Entiendo a la Presidenta: yo también quisiera que me acompañen más”, es la frase de Scioli utilizada para dar título, en el “gran diario argentino”, de la entrevista concedida a Ignacio Miri. “Scioli desestimó las recientes críticas de Cristina y dijo que no tiene pensado romper con el Gobierno”, interpreta el matutino de las palabras del gobernador. Para Clarín, “frente a la cara de Daniel Scioli y mirándolo de a ratos de reojo pero cuidándose de no nombrarlo, Cristina Kirchner descargó en Lomas de Zamora una de las ráfagas de fuego amigo que cada tanto le dedica al gobernador bonaerense”.
Claro que al no nombrarlo dejó abierta la interpretación, que el principal diario nacional realizó en línea con su posición proactiva en favor de sembrar discrepancias en el seno del oficialismo. De hecho, el propio gobernador, en la charla con el periodista, no convalida la interpretación de que él haya sido el blanco de las críticas presidenciales. “Yo no puedo sentir que hay una referencia en cuanto a poner la cara”, dijo. Según Miri, Scioli, sin embargo, “no pone la cara en las batallas que el kirchnerismo considera fundamentales”, pero Scioli afirmó: “Yo a las batallas las acompaño a mi manera”. Luego, al ser consultado sobre si “se siente acompañado por el kirchnerismo”, el gobernador sí realizó un pedido: “Yo la entiendo a la Presidenta en muchas de las cosas que ha dicho. A mí me pasa lo mismo. Yo también quisiera que me acompañen más”.
Frente a tan poca materia prima, el matutino apela a interpretaciones propias sobre dichos y hechos. Según Eduardo Van der Kooy, “quedó en evidencia que su reproche estuvo dirigido contra Daniel Scioli, sentado a su derecha. Refirió, como un demérito, a aquellos que sólo piensan en llevarse bien con todos y que tienen mil amigos. En simultáneo, la imagen de la televisión oficial reposó sobre el gobernador de Buenos Aires. No hay improvisaciones en la coreografía cristinista”.
Por otro lado, Clarín sostiene que la pugna es “por los espacios en las listas”. Allí dice el diario: “Daniel Scioli nunca dirá lo que quiere escuchar el kirchnerismo. Nunca dirá, tampoco, lo contrario. El gobernador tiene ‛su manera′, como dice él mismo: mantener contra cualquier oleaje su intención de dialogar, consensuar, evitar los ‛extremismos′. A esta altura del proyecto kirchnerista, pronunciar esas palabras es casi una declaración de guerra sorda hacia Cristina Kirchner”, asegura Clarín. Y se pregunta si “¿llegó la hora de romper?”. No obstante, debe reconocer: “Eso no ocurrirá. Al menos no será una decisión del gobernador”.
A su vez, según Ricardo Kirschbaum, “frente a las elecciones, Cristina también fuerza la mano. Las encuestas previas en la Provincia le exigen que el gobernador ponga el cuerpo. Apostrofó en público a Scioli, sabiendo que éste no rompería. Su respuesta a la furia de Cristina fue decir que a él también le gustaría estar más acompañado. Lo que la Presidenta había reclamado para ella”.
Para el columnista político, “Scioli tiene, además, el problema de Massa. Si el intendente de Tigre abre una alternativa en su territorio, el gobernador está en un brete de difícil ruptura. Para Massa, la decisión de lanzarse, si es que finalmente lo hace, tiene que ver con su aspiración presidencial. Ese es el punto de conflicto con Scioli, que también quiere ser el sucesor de Cristina”.
El intendente de Tigre es aludido también en la nota titulada: “El PJ anti K y Macri mantienen sus recelos y miran de reojo a Massa”, que firma Santiago Fioriti. “El peronismo y el PRO podrían ser aliados en un distrito y rivales en otro. El intendente de Tigre sigue sin definir”, afirma. Un artículo de Guido Bradslavsky va en el mismo sentido: “En la Provincia todos miran lo que hará el intendente de Tigre, Sergio Massa. Si decide competir el escenario será otro y condicionará a macristas (que quieren aliarse a Massa) y también al peronismo disidente, en el que Francisco de Narváez quiere volver a dar el batacazo, como en 2009”.
A su vez, según el diario La Nación “la interna del macrismo en la provincia de Buenos Aires vive horas de tensión. La urgencia que impone el calendario sumó (…) una dura embestida de los intendentes que buscan un acuerdo con Francisco de Narváez contra los macristas que abogan, en cambio, por una alianza con Sergio Massa, si el intendente de Tigre finalmente rompe con el Gobierno”.
Además, según decía Clarín en su edición del sábado primero, “el intendente de Tigre, Sergio Massa, dijo desconocer si la presidenta Cristina Fernández se refirió a él o a Daniel Scioli, y La Nación hablaba de “cruces y chicanas por las alusiones de Cristina a Scioli”, mientras “el kirchnerismo le pide a Scioli que salga a aguantar los trapos”, según diversos medios, como La Nación y El Día, que destacaban palabras de la presidenta del bloque FpV de diputados nacionales, Juliana di Tulio
La Nación publicaba por su parte un artículo titulado: “Massa, un síntoma del juego político actual”, firmado por Eduardo Fidanza, y “el establishment quiere ver una luz en Tigre”, de Francisco Olivera.
Según Leonardo Míndez, periodista de Clarín, “con este panorama, la Presidenta comenzó a definir candidaturas junto a sus operadores, aunque aguardará hasta último momento para tomar la decisión clave sobre la provincia de Buenos Aires donde la postulación de Alicia Kirchner no termina de convencer”. Además, el periodista asegura en el diario del lunes 3: “Massa da otro paso: inscribiría su frente”.
Antes de la entrevista con diversos medios, el discurso de la Presidenta había dado lugar a especulaciones políticas de la presa hegemónica. Ricardo Roa, en Clarín, insistía en diferenciar a “peronismo” y “kirchnerismo” con frases como: “En el peronismo se podía discutir, en el kirchnerismo está prohibido”. Según Pablo de León.  Scioli “dijo una frase maldita, incluyendo las palabras ‛odio′ y ‛fanatismo′. Eso terminó de colmar la paciencia de la Presidenta y transformó su tarde en una jornada de furia”. Según el columnista, “algo se rompió allí, si quedaba algo en pie. Ahora, se espera qué dirá Scioli”, quien sin embargo, defraudó la expectativa creada con esta frase.
Según de León, “el gobernador no puede sacarse de la cabeza la ofensiva de los gremios docentes; y centra en Roberto Baradel, dirigente cercano al kirchnerismo, la ira sobre sus acciones, las que no considera aisladas sino con guion dictado desde la Rosada”.

En la “tribuna de doctrina”

Para La Nación, la permanencia de Scioli en el oficialismo amerita ser tema central de su edición del domingo, con el título: “Scioli no rompe con el kirchnerismo, pero pide que también lo cuiden”, con lo cual, al igual que Clarín, trata de atenuar la negativa del gobernador a sumarse a la estrategia de la prensa hegemónica. “Tras las duras alusiones de la Presidenta, mantuvo su moderación habitual, aunque reclamó que no lo ataquen y sugirió que quiere lugares en las listas”, dice Marcelo Veneranda, que firma el artículo.
“Yo entiendo a la Presidenta muchas de las cosas que dijo, porque a mí me ha pasado lo mismo: yo también quisiera que me acompañen más", es la frase del mandatario provincial elegida por La Nación. “Como no fue nombrado en ese mensaje, el gobernador no hace ningún esfuerzo por sentirse aludido”, reproduce el diario Y reconoce que no dejará el oficialismo, aunque “deja su módico reclamo electoral cuando se lo consulta si pide lugares para los suyos en las listas oficialistas”. El diario lo muestra “esquivo ante las preguntas que exigen definiciones (y) sólo se muestra terminante cuando se le pregunta si volverá a ser candidato testimonial”. Además, logra, según el diario, “apropiarse de las frases de la Presidenta para defenderse con ellas”.
Jorge Liotti firma una nota de análisis titulada: “Dos viejos conocidos que aún se necesitan”. Según el periodista, que no revela la fuente de su especulación, la Presidenta “sabía que Scioli estaba comentando por lo bajo que como en las elecciones de este año no estaba en juego su futuro político, no iba a hacer un gran esfuerzo por las listas del oficialismo (…) Además, en el Gobierno creen que la presencia de José Scioli en el equipo de Francisco De Narváez es síntoma de un vínculo fluido con el gobernador que se aceitó últimamente (…) El Gobierno también supo que funcionarios cercanos a Scioli exhibían como gestos de autonomía la falta de pronunciamiento del mandatario bonaerense sobre algunos de los temas críticos para el kirchnerismo”.
Por otro lado, “Scioli también tenía información del kirchnerismo puro que le preocupaba. Le había llegado el mensaje de que en el armado de las listas no tendría incidencia, no sólo a nivel de diputados nacionales, sino también de legisladores provinciales. En el entorno del gobernador hay resignación en el primer punto, pero aspiran en cambio a conformar una Legislatura bonaerense menos hostil que la actual, para que no bombardeen desde allí su proyecto presidencial”.
Y además, el matutino reitera la supuesta intencionalidad político-partidaria de la huelga docente. Por eso, “el jueves, antes de que Cristina hablara, Scioli ya sabía que sería criticado. Por eso después del mediodía organizó la ronda de entrevistas”, dice el columnista.
Por su parte, según Joaquín Morales Solá, “Cristina Kirchner está desmesuradamente enojada. Implacable y arbitraria, agarró a Daniel Scioli (¿también a Sergio Massa?) como juguete de su furia. Las razones profundas de su rabieta están muy lejos de Scioli o de Massa. Se le han sublevado la Justicia y los servicios de inteligencia; a veces, hay pasajes subterráneos que vinculan a jueces y espías. La sociedad está enfadada con ella por la persistencia del delito y la chapucería de su gobierno en el manejo de la economía”, señala, manteniendo su costumbre de no citar testimonio alguno que avale sus afirmaciones. “El síntoma evidente de la rabia presidencial fue el más brutal ataque directo y público que le haya dedicado a Scioli como gobernador. Le reclamó que no la defendiera públicamente por las denuncias de corrupción que involucran a Lázaro Báez y a su familia. No lo dijo así, pero lo deslizó. Cristina nunca se defendió de esas acusaciones. ¿Por qué la debería defender Scioli? ¿No puede ella, acaso, defenderse sola cuando ni siquiera lo intentó?”, afirma.
En las diagonales platenses
“Scioli aseguró que no piensa romper con el gobierno nacional”, es el título elegido por El Día para titular su entrevista con el gobernador. Y agrega que es “pese a las críticas que recibió en los últimos días de la presidenta Cristina Kirchner”, aunque dice que “no se privó de marcar diferencias con la Casa Rosada”. Para el diario platense, el pedido de acompañamiento a su gestión fue “un tiro por elevación al kirchnerismo que le viene frenando proyectos en la Legislatura y que le retacea asistencia financiera para su administración”.
Según el matutino del Grupo Kraiselburd, “la posición de Scioli de plantear la discusión con la Rosada por las listas bonaerenses, surge en medio de las versiones que indican que el kirchnerismo puro se dispone a copar las nóminas y relegar a otros actores, como el sciolismo, que integran el Frente para la Victoria. El Gobernador pretendería contar con al menos un representante por sección electoral, un esquema similar al que se planteó hace dos años”.
Por su parte, Marisa Alvarez, en su comentario dominical, afirma que “no hay resquicio para dudar de que la embestida (…) fundamentalmente incluyó a Daniel Scioli que, visiblemente tenso, la escuchaba a dos metros de distancia (…) Creer, por lo tanto, que no hablaba de Scioli es creer en las hadas”.
Según Alvarez, “por reiterada a lo largo de la compleja relación entre los Kirchner y Scioli, la embestida en sí misma no sorprendió. Pero la dureza conceptual y formal de la descarga, el vocabulario y el tono utilizados, en definitiva, el lenguaje de la furia que la Presidenta utilizó, generaron dos interrogantes centrales: por qué y para qué Cristina volvió a poner en la escena pública semejante nivel de diferencias y broncas con el gobernador del distrito donde se definirá el resultado de las elecciones de este año y, por lo tanto, donde el oficialismo comenzará a jugarse ya el 2015”.
Para la columnista, “el listado de los ‛porqué′ que admiten en el núcleo duro del kirchnerismo remite a una acumulación de graves desconfianzas y peores sospechas sobre el accionar y las intencionalidades institucionales y políticas de Scioli (…) Sectores del kirchnerismo sostienen que esas ‛actitudes′ tendientes a desgastar al gobierno nacional se completarían con una jugada política. Sospechan, concretamente, que las públicas simpatías de Francisco De Narváez hacia el Gobernador se traducirían en un acuerdo que le permitiría a Scioli poner candidatos propios en las listas del peronismo opositor, mientras formalmente se mantiene en el esquema del Frente para la Victoria. En ese marco, la embestida en público de Cristina tendría el objetivo de ‛desenmascarar′ a Scioli para forzarlo a abandonar las ambigüedades que le adjudican y a ejercer una defensa total del gobierno nacional y de la figura de la Presidenta durante el proceso de campaña virtualmente en marcha... O a definir ya una ruptura, si está dispuesto a enfrentar al kirchnerismo en busca de su candidatura presidencial del 2015”.

Haciendo eco a la interpretación dominante, Alvarez también adjudica intencionalidades político- partidarias a la protesta de los docentes provinciales y se pregunta: “¿Están buscando generar las condiciones para una intervención federal a la Provincia?”. Ya segura que en “algunos despachos bonaerenses (…) empiezan a temer que el objetivo del ultrakirchnerismo sea desalojar a Scioli de la Gobernación este año”.

17.4.13

Las agresiones disfrazadas y el manejo de la información






El uso de las palabras no es inocente, sobre todo si forman parte de títulos de noticias publicadas en medios de prensa de alcance masivo. Y la selección de temas tampoco lo es. Qué publicar y qué dejar afuera de la edición impresa es una decisión de suma relevancia para los editores de periódicos, y las palabras de los titulares, junto con el lugar elegido para ubicar determinada noticia, induce a conclusiones rápidas por parte de los lectores. No es lo mismo un “ataque” que un “enfrentamiento”, por ejemplo. En un caso se pueden identificar con claridad a la víctima, mientras que en el segundo se adjudica la intensión de dañar al otro a los dos contendientes, independientemente del resultado de la pelea.
La agrupación política La Cámpora viene siendo objeto de una campaña de hostigamiento por parte de las corporaciones periodísticas, que tratan de vincularla con hechos de corrupción gubernamental y violencia. Basta recordar la tergiversación del contenido de un mensaje de texto recibido por el vicepresidente primero de la Cámara de Diputados bonaerense, José Ottavis, que según Clarín prácticamente incriminaba al legislador en la entrega de sobornos para que se votara en favor de una reforma fiscal, cuando en realidad lo alertaba sobre la circulación de un rumor. O la amplificación de una denuncia infundada del dirigente social Raúl Castells sobre la supuesta distribución de armas entre militantes oficialistas, en especial de esa agrupación juvenil.
El intento por relacionar a la agrupación kirchnerista con la violencia encontró campo propicio para desarrollarse en un episodio ocurrido en la puerta de una escuela del barrio platense de Tolosa, epicentro del temporal  del 2 y 3 de abril. Clarín, La Nación y otros medios opositores no ocultaban su disgusto por la participación de esa agrupación política –identificada con remeras y chalecos - en las tareas de distribución de ayuda material a los afectados. Y entonces “informaron” sobre un "enfrentamiento” por el control de la ayuda a los damnificados por el temporal.
El lunes 8, el diario Clarín publicó un artículo titulado: “La UOCRA y los grupos cristinistas, a los palazos por distribuir la ayuda”. Allí afirmaba: “Sindicalistas y La Cámpora chocaron en el barrio de Tolosa”. Queda claro en este encabezado sin firma que se postulaba la existencia de dos grupos contendientes, igualmente violentos, peleándose por distribuir bienes para los afectados por el temporal.
Luego decía el matutino que los dos grupos  “se enfrentaron ayer a la tarde a palazos por el reparto de mercadería depositada en el centro de distribución de las calles 6 y 526, en Tolosa (…)  por el reparto y por el rédito político, en medio de la catástrofe”.
Según Clarín, habrían existido “antecedentes” de choques entre los dos grupos, aunque luego decía que esta vez la UOCRA “fue directamente al enfrentamiento con los militantes de La Cámpora  que estaban en el local”, con lo cual reconocía implícitamente la existencia de un agresor. Hablaba además de una filmación “que podría aportar más detalles”. Lo cierto es que en el video, que tuvo una amplia difusión en internet, se ve a un grupo de personas – muchas de ellas identificadas con remeras de la UOCRA- bajando de varios vehículos parados en medio de la calle para agredir a personas identificadas con insignias de La Cámpora. Estos nuevos detalles no  fueron difundidos por Clarín en su versión impresa, aunque sí en su edición on line, donde sin embargo se anunciaba las “imágenes del enfrentamiento”, capturadas de TN, aunque se omitía informar – por ejemplo -sobre la autorización otorgada a un hijo del secretario general de la UOCRA, Juan Pablo “Pata” Medina, para manejar la camioneta con que se desplazaban algunos de los agresores.
El 9 de abril, casi en el final de un artículo crítico sobre la distribución de ayuda, se afirmaba en el diario que un grupo de La Cámpora “se enfrentó” con otro de la UOCRA y apenas mencionaba la multiplicidad de repudios a la UOCRA de parte de representantes de los poderes Ejecutivo y Legislativo provinciales.
En su edición on line del lunes 8, el diario La Nación actuó como “medio eco” del enfoque de Clarín a través de un artículo titulado, coincidentemente: “La Cámpora y la Uocra se enfrentaron a palazos por el reparto de donaciones”, donde decía: “El episodio violento ocurrió ayer en un centro de distribución de Tolosa”. Luego aclaraba que  “un grupo identificado con la Unión Obrera de la Construcción (Uocra) de la capital provincial se enfrentó a palazos y piedrazos con militantes de la agrupación kirchnerista La Cámpora, que participa activamente de las tareas de ayuda, en una centro de distribución en Tolosa”, lo que cambiaba un poco el eje adelantado en el título. Luego el matutino citaba a Clarín y agregaba el repudio a la agresión del vicegobernador, Gabriel Mariotto y por último daba crédito a un supuesto reclamo de los agresores por "la distribución equitativa" de las donaciones.
El martes 9, en su edición impresa y con firma de Valeria Musse, pese a tener las imágenes a su disposición, el diario reiteraba la tesis del enfrentamiento: “El reparto de donaciones también provoca enfrentamientos entre grupos políticos que buscan llevarse la bandera solidaria por la asistencia y pelean por ser reconocidos. Anteayer, y según la denuncia realizada por militantes de La Cámpora, se habría producido un enfrentamiento a golpes entre miembros de la seccional La Plata de la Unión Obrera de la Construcción (Uocra) e integrantes de aquella organización”, decía, en un verdadero “plagio” de la versión de Clarín.

Enfoques divergentes

La aparición de evidencias sobre cómo se desarrollaron los hechos dieron lugar a que Clarín dejara de referirse al tema en su edición impresa, y obligaron a La Nación a rectificar “información” levantada de su medio colega.
La difusión del video que muestra la agresión, y las primeras detenciones fueron reflejadas por el matutino fundado por Roberto Noble, pero sólo en su edición on line sin abandonar la tesis del “enfrentamiento”, contradictoria con las propias imágenes y la actuación de la Justicia. “Detuvieron a 4 personas entre ellos al hijo del Pata Medina”, decía Clarín, aunque afirmaba que fue “por la causa abierta por el choque de gremialistas contra La Cámpora en La Plata”. Es decir, un “choque” violento entre dos fuerzas enfrentadas. El portal de Clarín reconocía a continuación la existencia de una “causa abierta por la agresión de sindicalistas de la UOCRA a militantes de La Cámpora”, aunque luego volvía a hablar de “choque”. La debilidad de su posición a priori en relación con los propios hechos  quizás haya sido el motivo de la ausencia casi total del tema en la edición impresa, con excepción de una mención indirecta en la cual se habla de “incidentes” pero no de las novedades del caso.
En cambio, La Nación parecía haber tomado nota de la grosera discrepancia entre el “relato” periodístico y los hechos, y reconocía el 11 de abril que se trató una “agresión” y no un “enfrentamiento” entre dos facciones. “Detuvieron al hijo de un líder de la Uocra por ataques a militantes de La Cámpora”, se titulaba una nota firmada por Pablo Morosi, corresponsal en La Plata. El periodista se refería a las detenciones y la incautación de un arma de fuego, “una pistola calibre 9 mm con numeración limada que habría sido utilizada durante los incidentes” y dos vehículos, incluida la camioneta que habría sido usado en el ataque. El periodista daba espacio además a la versión de Medina padre y a la de los denunciantes.
No obstante las evidencias, los dos principales diarios argentinos retomaron luego de un prudente silencio la tesis del “enfrentamiento”.  En Clarín, Julio Blanck insistía en su columna del domingo 14 en la construcción de una imagen de la agrupación política La Cámpora vinculada con la violencia, el sectarismo y el uso de recursos públicos con fines mezquinos. Según el columnista, “como precio por su sobrevivencia política, (el intendente platense, Pablo) Bruera tuvo que soportar la virtual intervención de La Plata a manos de La Cámpora (…)  cuyo jefe Andrés Larroque (…) fue investido de esa responsabilidad en público por la Presidenta (…) Los jóvenes camporistas concentraron toda la ayuda remitida por el Gobierno nacional y los empresarios a los que con modales cuarteleros convencieron Guillermo Moreno y la ministra Débora Giorgi. Además, su amplio despliegue y virtual control operativo les permitieron canalizar hacia su centro de distribución camiones con ayuda de otras procedencias”, afirmaba. Y decía que “el enfrentamiento con los gremialistas de la construcción que capitanea el temible Pata Medina fue una expresión de esa lucha por el territorio de la ayuda”.
El periodista Sebastián Lalaurette, en la edición de La Nación del lunes 15, realizó una lectura similar de la actuación de La Cámpora durante los días posteriores a la tragedia. “Las organizaciones K ocuparon la escena desde los primeros días, distribuyendo donaciones y participando en los trabajos de ayuda y reconstrucción en los barrios más afectados (…) Los integrantes de las agrupaciones K, con la coordinación del diputado nacional y referente de La Cámpora Andrés Larroque, tomaron el control del edificio para supervisar la entrada y salida de personas ajenas a las organizaciones, incluyendo a quienes iban a llevar ropa y comida para los inundados”, aseguró.
Además, “la participación de las organizaciones kirchneristas en el operativo de auxilio a los damnificados, a cuyos integrantes siempre se vio con pecheras y rótulos identificatorios, generó cuestionamientos e incluso roces violentos, como los que se produjeron con miembros de la Uocra el sábado 6 y el lunes 8. El primer choque ocurrió cuando los gremialistas impidieron que la agrupación K entregara mercaderías en Villa Elvira; el segundo, poco antes de la visita presidencial. Por este segundo hecho, que incluyó palazos y piedrazos, fue detenido Cristian Medina, hijo del líder de la Uocra platense, Juan Pablo ‛Pata‛ Medina”. En este párrafo, insistía en plantear la existencia una pelea entre dos grupos violentos, a contrapelo de las imágenes que mostraban a una patota identificada con insignias de la Uocra atacando a voluntarios que realizaban tareas comunitarias frente a una escuela pública. Una vez, se expresaba la discrepancia flagrante entre el relato periodístico y los hechos.

12.3.13

Scioli, el elegido




La suposición de que el periodismo es un “cuarto poder” encargado de controlar las instituciones democrática, es una hipótesis cada vez más débil. La prensa hegemónica no cumple un rol de censor moral de las acciones políticas ni fomenta un debate ciudadano sobre políticas de Estado. Por lo menos no es su rol central. En la Argentina construye la agenda periodística y la tipificación positiva, negativa o neutra de los actores sociales y políticos, y lo hace en función de sus propios intereses y los de las empresas y sectores de poder a los que representa.
El caso de Daniel Scioli, es muy claro en ese sentido. El gobernador es visto por los medios dominantes como una esperanza de ruptura en el oficialismo. Lejos de cumplir un rol imparcial, en 2011 la prensa hegemónica no dudó en transformarse en un eje articulador de la oposición, a través de intentos fallidos de unidad de sectores disímiles o de constitución de un “peronismo disidente” que pudiera captar parte de la base social de tradición peronista. No obstante esos intentos, sus pronósticos de segunda vuelta fracasaron estrepitosamente en los comicios de octubre de ese año.
La estrategia de los medios dominantes consiste ahora en ir construyendo en el imaginario colectivo un eje diferenciador entre los partidarios de la Jefa de Estado y los dirigentes que podrían liderar una ruptura del oficialismo que ponga freno al proceso de transformaciones llevado adelante por el gobierno nacional, al menos en aquellas cuestiones en que son perjudicados sus intereses, como la ley de medios o el programa “futbol para todos”.
Los partidarios del gobierno nacional son usualmente descriptos como integrantes de una suerte de secta de fanáticos: “ultrakirchneristas” o miembros del “kirchnerismo duro”. Y las iniciativas oficiales, descalificadas a partir de tipificaciones parecidas, como “ley k”, o bien con aclaraciones tales como que se trata de una cuestión “polémica”. El gobierno de Cristina Fernández es presentado como responsable de todas las dificultades económico-sociales, como el incremento de precios dispuestos por empresas de posición dominante en el mercado; hechos delictivos como los sucedidos en Junín o La Plata esta semana; o la falta de avances en causas judiciales, como la del atentado contra la sede de la AMIA.
Las acciones del gobernador, en cambio, reciben un trato diferenciado, y las dificultades político-sociales que se presentan en su jurisdicción son supuestas como consecuencia de políticas nacionales, o bien se muestra al mandatario provincial buscando soluciones y al gobierno de Cristina Fernández  poniendo obstáculos en esa búsqueda.
A la vez, se sugiere que las declaraciones o hechos políticos que muestran al gobernador en sintonía con el proceso político nacional son algo así como “puestas en escena”, mientras que las “fotos” que lo ponen junto con actores político de escasa o nula afinidad con el kirchnerismo serían una manifestación genuina del pensamiento componedor y dialoguista de Scioli. Esa “virtud” del gobernador es mostrada en disonancia con el decisionismo presidencial, que implica la toma de decisiones con independencia de los grupos de poder a los que defiende la prensa hegemónica, lo cual le vale acusaciones de despotismo o absolutismo.
El supuesto “autoritarismo” presidencial – en realidad, autoridad conferida por los votos – se complementa con la idea de que se mantiene al gobernador en una situación de subordinación económica y política, debido a las dificultades financieras que padece su administración y el reducido número de legisladores afines. Los problemas económicos son presentados como consecuencia de la “falta de ayuda” nacional y utilizados para sugerir que el mandatario provincial sería una simple “víctima” de las circunstancias, y que lo más lógico sería que se “libere” de ese yugo y reoriente sus alianzas políticas hacia el “antikirchnerismo”.
Algunas decisiones de la gestión bonaerense, junto con la práctica de Scioli de mostrarse con dirigentes opositores al proceso político nacional, constituyen el punto de certeza sobre el cual se construye esa “realidad” mediática. Entre las decisiones administrativas puede mencionarse el apoyo publicitario a la prensa hegemónica y a iniciativas como Expoagro; mientras que el diálogo reservado con Julio Cobos, una “esperanza mediática” fallida, constituye quizás el punto más alto de la política “gestual”.
¿Hasta cuándo continuará esta campaña? De no haber un reacomodamiento de los intereses a los que representa la prensa hegemónica ni una “ruptura” del gobernador con ese sector del periodismo ni con el gobierno nacional, la situación podría continuar quizás hasta los comicios de 2015. El incremento de la violencia verbal de parte de amplios sectores de la prensa hace pensar sin embargo que imaginan escenarios de definición incluso antes de esa fecha. Dependerá entonces de los propios actores políticos.

4.6.12

Apuntes sobre el periodismo económico y sus límites



Cuando escribe un artículo, el periodista toma elementos de la realidad y los ordena y jerarquiza de acuerdo con determinadas categorías políticas, sociales, económicas y de otras áreas de las ciencias y el conocimiento. Lo hace en función de criterios individuales, del medio informativo para el que elabora sus artículos, de su propia formación académica y de otras influencias conscientes o inconscientes que recibe a lo largo de su vida. No tiene forma de ser “objetivo” por sus múltiples influencias y condicionamientos y, además, porque en un mundo en el que ocurren cosas todo el tiempo resultaría imposible publicarlas “tal cual son”. Se debe dar una jerarquía y un orden a los hechos para que sean comprensibles.
En los países capitalistas modernos, por ejemplo, existe un consenso bastante extendido respecto de la importancia de medir la actividad económica, ya que casi la totalidad de los Estados buscan ciclos ampliados de creación de riqueza y distribución de los frutos de la producción. El periodismo toma a ese indicador – usualmente el Producto Interno Bruto o PBI-, que se transforma en un insumo básico para saber si el rumbo de la economía es el atinado, aunque luego es matizado o complementado con indicadores sociales y laborales como el nivel de empleo y desempleo, pobreza e indigencia, distribución de la riqueza y evolución de precios mayoristas y minoristas, entre otros. También por la variación de las cuentas públicas, del comercio exterior y de una amplia variedad de indicadores macroeconómicos.
Un problema frecuente ocurre, sin embargo, cuando desde el periodismo en lugar de analizar la realidad en función de categorías explícitas – como las mencionadas o incluso otras- se busca operar sobre esa coyuntura en función de intereses de uno o varios sectores económicos, sociales o políticos. En esos casos hay una tendencia a hablar o jerarquizar la evolución de indicadores económicos sólo cuando son favorables a esos intereses. Por ejemplo, y por mencionar uno de los mecanismos más frecuentes, para medios refractarios al rumbo económico nacional es “noticia” cuando sube la cotización del dólar pero no cuando baja; cuando las reservas en moneda extranjera se reducen pero no cuando aumentan; cuando la desocupación sube pero no cuando baja; cuando la distribución del ingreso se vuelve más regresiva pero no cuando mejora en favor de las familias menos favorecidas.
En algunos casos, en lugar de ignorar los datos positivos se los minimiza hasta volverlos casi invisibles. Pero además, se jerarquiza la fuente informativa cuando presenta indicadores favorables a esos intereses que se defienden, pero se la ignora o  se la tilda de “polémica” o de dudosa veracidad cuando muestra tendencias que van en sentido contrario a las perseguidas. Por ejemplo, el Secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno, es siempre “polémico”, lo cual lo descalifica como fuente a los ojos de la prensa más reacia al rumbo económico nacional. En cambio, economistas que han manifestado reiteradamente predicciones negativas sobre “el modelo” siguen gozando de “buena prensa”.
Además, como el periodismo económico utiliza en gran medida el recurso de comparar la evolución de un indicador nacional en el tiempo o de ese mismo indicador entre diferentes países, se ignoran o minimizan todas las comparaciones que resulten contrarias a los intereses defendidos. Las informaciones referidas al PBI son una muestra de ese mecanismo. Un ejemplo: “En casi todos los rubros cae la economía”, se titula un artículo de Martín Kanenguiser en el diario La Nación del domingo. El primer indicador mencionado en la nota– el PBI argentino – muestra una evolución positiva del 4% en el mes de marzo respecto del mismo mes de 2011 y de 4,8% en el primer trimestre, lo cual en principio muestra una discrepancia entre el título, que debería cumplir una función de síntesis respecto del contenido, y además una minimización del indicador más importante según el consenso mayoritario de los economistas.
La Nación, además, obvia mencionar que la reducción - no del crecimiento mismo si no de la tasa de avance de la actividad - que podría verificarse este año respecto del 8,9% de 2011, se produciría en medio de una crisis internacional que afecta al eje principal del capitalismo contemporáneo, constituido todavía por Europa y Estados Unidos. Y que como consecuencia de esa crisis, que interactúa con elementos de economía doméstica, nuestro principal socio comercial – Brasil – creció apenas 0,8% en el primer trimestre respecto del mismo período de 2011 y China – destino principal para la soja argentina y sus derivados - no repetiría la marca de 9,2% alcanzada el año pasado.
Ante mi presunción de que el título de la nota de La Nación podría ser entonces una expresión de deseos de un medio que busca el fracaso del gobierno, se lo hice saber al autor del artículo vía twitter, y recibí por contestación que debía mirar la comparación con el mes anterior, que mostraba un avance del 0,5%. La importancia de esa relación queda no obstante bastante relativizada por la experiencia reciente, ya que entre febrero y marzo de 2011, sin ir más lejos, el indicador de actividad económica cayó el 0,1%, y sin embargo el PBI culminó ese año con un avance del 8,9%.
En definitiva, si lo que se busca es analizar la realidad privilegiando algunos indicadores por sobre otros, hay cierta flexibilidad dentro de límites marcados por la ciencia económica y los manuales de buenas prácticas periodísticas. El problema es que si se quiere operar sobre la realidad induciendo expectativas negativas sobre los agentes económicos, se corre el riesgo de franquear las vallas del periodismo y la economía, y meterse en un terreno resbaladizo donde todo vale para inducir a una crisis que permita cambiar el rumbo económico trazado por un gobierno que tiene una legitimidad política conseguida en las urnas.

5.3.12

Cómo discutir sobre palabras sin discutir el sentido de las políticas


A pedido de un gran amigo, y además un polemista muy respetable de las redes sociales, quería hacer un breve comentario respecto del artículodel economista Roberto Cachanosky publicado el viernes 2 de marzo en  el diario La Nación, que se refiere al discurso pronunciado por la Presidenta Cristina Fernández de Kirchner en la apertura de las sesiones ordinarias del Congreso nacional.
Debo confesar que la nota me resultó muy atractiva, por incluir el uso de la siguiente lógica de manual: "A es igual a B". Por lo tanto, si "C es igual a B, entonces C también es igual a A". Según Cachanosky, los “soberbios e ignorantes  hablan más de lo que saben” (A=B). Como la Presidenta “habla tres horas seguidas” (C=B), entonces es “soberbia e ignorante” (C=A). Tan simplista es el análisis que lo podría hacer un alumno más o menos avispado de la escuela primaria. Sin embargo, que este silogismo sea fácil de entender no significa que no pueda ser falaz. Las metáforas – como la “tortura de las estadísticas” utilizada por el autor - o los juegos lógicos como el referido a la “soberbia” que adjudica a la Presidenta, pueden ser utilizados para popularizar teorías, pero no son en sí teorías ni tienen valor científico. Por lo tanto, el análisis del columnista de La Nación tiene valor gráfico (porque es fácil de comprender) pero no valor explicativo.
Las demás afirmaciones de Cachanosky son discutibles desde lo académico. Por ejemplo, la “fuga de capitales” sobre la que alerta, era poco relevante  antes de la reforma financiera de Martínez de Hoz en la dictadura de Videla no porque todos los gobiernos tuvieran un trato amable con los capitales especulativos, si no porque  los dólares eran escasos y había control cambiario. Además, el propio concepto de “fuga de capitales” es controversial, como el de “inflación” o el de “seguridad jurídica”. Se trata de nociones que no tienen un significado unívoco y cuya utilización habría que discutir honestamente.
También yo señalaría en la nota un uso desmedido de exabruptos (ni siquiera opiniones) disfrazadas de verdades objetivas. Por ejemplo, la “confiscación” de ahorros de las AFJP, que estrictamente nunca existió salvo en la cabeza de Cachanosky y otros economistas neoclásicos, que en su momento apelaron a esa palabra para evitar discutir sobre política previsional de nuestro País, cuya propia existencia estuvo amenazada durante la vigencia del régimen de capitalización individual.
Por último, en el final del artículo se vuelve a apelar a la palabra “populismo”, que en rigor designa a una forma de praxis política o de relacionamiento de determinados líderes políticos con la ciudadanía o el “pueblo”. En la nota se le da a esa palabra un significado diferente al académico – contemplando todas las variantes - e incluso al popularizado entre la población. El objetivo del columnista parece ser, desde mi humilde entender, no hablar acerca de los beneficios logrados en los últimos años por sectores importantes de la población y concentrarse en una especie de pelea centrada en el sentido de las palabras. Por ejemplo: la Presidenta, que es “populista”, impulsa la Asignación Universal por Hijo, que asegura a la población más vulnerable ingresos que mejoran su acceso a bienes de consumo básicos para su subsistencia. Pero si la Presidenta, como casi todos aceptamos, es “populista”, entonces aunque parezcan buenas, las acciones que desarrollan no lo pueden ser, porque los “populistas” siempre son malos. Este ejercicio retórico le permite a Cachanosky y alguno de sus colegas decir o sugerir que ciertas acciones con consenso social son “malas” porque forman parte de políticas (las “populistas”) que por su propia naturaleza nunca pueden ser “buenas”, ya que (aunque no lo digan explícitamente)  afectan los intereses de los grupos sociales y económicos dominantes que defienden con su retórica antipopulista.